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viernes, 6 de noviembre de 2015

La Leyenda de la Flauta Encantada


Había una vez una muchacha llamada Alicia que iba caminando por el bosque. Alicia no era una niña muy habitual, pues era de la raza de unos seres muy bellos y parecidos a los humanos que se escondían del mundo, intentaban pasar desapercibidos. Alicia tenía los cabellos plateados y unos ojos enormes, negros totalmente, sin pupila. Su piel era muy pálida y sus labios eran de un rojo muy fuerte. Vivía en un pueblo que nunca tenía visitantes

Ese día paseando por el bosque que tantas veces había recorrido en busca de comida, le pareció que era más extraño que de lo normal. Los árboles se habían vuelto de colores metálicos y había varias luciérnagas o bichos parecidos que iluminaban el camino. Nunca había visto antes aquel espectáculo.

Le pareció oír algo a lo lejos. Era una melodía suave y dulce. Aquella melodía era bastante melancólica y misteriosa. Decidió ir a averiguar que era. 




Se internó en el bosque corriendo con su hermoso pelo flotando, y llegó hasta una especie de altar de piedra adornado con flores doradas. En el, había una muchacha fantasma que parecía estar desconsolada. Era rubia, con mechas doradas. Iba descalza y los tallos de las flores se enredaba en sus tobillos. Iba ataviada con un camisón blanco que le llegaba poco más arriba de los tobillos. No le podía ver la cara porque estaba de espaldas. Aquel espectro era el que tocaba la flauta. Alicia tenía curiosidad y se escondió detrás de un árbol de tonos bronze. Mientras permanecía escondida detrás de aquel árbol, escuchaba la melodía. Poco más tarde quedó hechizada, pues el espíritu se había percatado de su presencia.  

Los ojos de Alicia se volvieron de color gris, sin aquel brillo y misterio que tanto caracterizaba a su raza. Fue andando lentamente como una sonámbula hasta el altar. La chica se volvió cuando Alicia llegó al altar. Sus ojos eran grises e inexpresivos. Le dedicó una sonrisa y miró hacia abajo, los tallos de las flores lentamente se fueron desenroscando de sus tobillos. Los ojos del fantasma, con lentitud, se fueron desprendiendo de ese color gris y dejando paso a unos preciosos ojos verdes azulados que estallaron en lágrimas. La muchacha entregó la flauta a Alicia, que ya se había sentado en el altar. Ya tenía los pies atrapados en aquellas extrañas flores de las que dentro de un milenio no se libraría. Quedaría atrapada en su propia forma durante mil años, tocando la flauta travesera…hasta que una niña se le apareciera, pero eso después de mil años…

¿Quién sabe si encontraron la manera de romper el hechizo?, puede que existiera. ¿Quién sabe que le pasó a la familia de Alicia y a toda su raza?, puede que sigan existiendo. ¿Quién sabe que fue de la misma Alicia o de la muchacha que le entregó su puesto?, puede que ahora estén descansando en paz. ¿Quién sabe si esta leyenda es real o no?, puede que sí o puede que no, pero…¿quién sabe?… 




Carlotta Charral - 12 años
Escuela de Música de Marcilla


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